martes, 1 de octubre de 2013

Tartini me lleva a casa

Tartini me lleva a casa por caminos nuevos. En el tren, me dio un asiento junto a Blanca Andreu, que iba de camino a Córdoba. La había leído desde hace veinte años y hablamos durante todo el viaje de música y de Kipling. Detrás de su voz, se veían ciervos entre los encinares, quietos, delante de nuestros 200 kilómetros por hora. El tiempo, pensé, nos reúne a 20 años por hora. La velocidad y el espacio se funde en cada instante: mirada, ventanillas. Después de despedirnos, en mi autobús, desde Córdoba a Jaén, los interminables olivares de Jaén abrazaban colinas y valles como en un sueño de Miyazaki. 

Gracias al Centro Andaluz de las Letras, que realiza una estupenda labor en Jaén de la mano de Francisco Ruiz, me encontré en la Biblioteca Pública Provincial con Pedro Martos, que me hizo un agudo interrogatorio sobre la novela ante un público formado por infatigables lectores, de los que justifican la existencia de los libros y dotan de realidad a nuestras ficciones. Luego, en la cena, me puse yo a interrogar a Francisco Ruiz, quien me contó una historia fascinante de guerrilleros y maquis en la tierra más dura de la posguerra.

En Granada fue donde me di cuenta de que Tartini volvía a casa. En sus plazas y jardines, yo había atendido los sonidos por primera vez, tal como haría Giuseppe en su infancia. En mi proceso de identificación con el personaje, sabía que él paseaba por Granada a través de mí, como yo lo había hecho por Padua gracias a él. La presentación en la Librería Picasso propició un encuentro con muchos amigos, algunos de los cuales no veía desde hacía veinte años. Uno nunca sabe cuántos abrazos futuros ocultan las páginas que está escribiendo. También vi a muchos escritores de la ciudad: Alfonso Salazar, Javier Bozalongo, Rafael Juárez, Miguel Ángel Arcas, Daniel Rodríguez Moya, Salvador Perpiñá; los fotógrafos Joaquín Puga y Antonia Ortega; el periodista Juan Luis Tapia; el saxofonista Arturo Cid. La presentación corrió a cargo de Andrés Neuman, que hizo una lectura extraordinaria de la novela, con la inteligencia y el talento habituales en él, pero que esta vez fueron un regalo para mí. Peter Lof recogió algunos fragmentos en este videohttp://www.youtube.com/watch?v=kH_JiKBXoMQ

Por cierto, volvimos a hablar de ello:  La fuga del maestro Tartini  no es una novela histórica. Interesa el pasado en cuanto a su capacidad de estar vivo en el presente. Y uno de los recursos más importantes de la novela es una voz que recorre los siglos, desde el pasado hasta el futuro con la intención de anular las diferencias en el tiempo. Hay una causa fundamental: el viaje de la belleza.




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