martes, 24 de septiembre de 2013

Las dos Torres






Foto de Mercedes Monmany

Antes de dejar la Coruña, quise cumplir un viejo sueño: visitar la Torre de Hércules. Como Giuseppe Tartini al subir al campanario de san Giorgio, cumplí los 250 escalones que me separaban de la cima del faro. Y allí, como él, tuve que vencer el vértigo para contemplar el océano y la boscosa tierra gallega: los montes de Pontedeume en el Este, donde reposa en su tumba mi querido poeta Ramiro Fonte, y uno de mis antepasados: el aventurero Ramón Portal Montenegro, que comparte uno de sus apellidos con la madre de Valle Inclán. Al regresar a la ciudad, guiado por Mercedes Monmany, entré en la iglesia de San Jorge y allí, ante la escultura del guerrero que pisa y lancea al dragón, se cerró un círculo de siete años, que había comenzado en mi primer viaje a la iglesia de San Giorgio de Pirano, donde se bautizó Giuseppe Tartini ante la vigilancia de una escultura similar.

Iglesia de San Giorgio, en Pirano.
"
En sueños vi un guerrero", escribió Tartini junto a la partitura de sus sonatas del Tasso. Y aunque, al final del día, tuve que regresar a Madrid, sé que él prefirió permanecer en lo alto de la Torre de Hércules, ante el infinito horizonte donde continúa la antigua batalla del mar y de la belleza, que trata de ordenar la rosa de los vientos. 

Ernesto Pérez Zúñiga


Foto de Ernesto Pérez Zúñiga


2 comentarios:

  1. Bonito viaje, bonitas imágenes (fotográficas y literarias, como siempre)... ¿Nacerá otra historia de estos recorridos?

    ResponderEliminar
  2. Nunca se sabe. Las imágenes se van quedando en un lugar desconocido, dentro, y van formando una historia subterránea que, a veces, emerge en los libros. Otras veces, no.
    Gracias y hasta pronto.

    ResponderEliminar